Los mercados flotantes del Delta del Mekong son de los espacios culturales más interesantes del sur de Vietnam (conocidos como chợ nổi en vietnamita). Se trata de una tradición que, según estudios arqueológicos, tiene más de 4.000 años de antigüedad; existiendo ya en el Neolítico grandes redes de comercio a través de las que los distintos pueblos intercambiaban materiales y herramientas. Pero, ¿cómo es actualmente la vida en los mercados flotantes de Vietnam?
Actualmente, estos mercados se utilizan mayoritariamente para el comercio de frutas y verduras. Uno de los mercados flotantes más grandes de Vietnam es el mercado de Cai Be. Su origen parece remontarse a los siglos XVII o XVIII. Desde entonces, no ha parado de representar uno de los lugares de comercio más importantes del país. El mercado comienza en torno a las 3 de la madrugada, los agricultores llegan en sus barcas repletas de alimentos para vender, mientras que los dueños de tiendas, restaurantes o alojamientos compran lo que necesitarán para sus comercios durante el día.
El orden entre el caos
Durante el proceso de compra/venta no es raro ver a personas saltando entre barcas, lanzándose alimentos, hablando entre sí a gritos… Todo ello genera un ambiente caótico con cierto encanto. Algo curioso es que, entre todo este caos, para poder reconocer los productos que ofrece cada barca, los vendedores colocan clavados en una especie de mástil (conocido como cây bẹo) los distintos alimentos que venden. De este modo, si deseas comprar mangos, sólo tendrías que buscar qué barca tiene clavada esta fruta en su cây bẹo y listo.
La importancia de los mercados flotantes en el Delta del Mekong es tal, que para muchas personas sus barcas representan mucho más que su espacio de trabajo. Para ellos son como un hogar, donde cocinan, comen, descansan e incluso se asean con el agua del río.
Globalización, carreteras y pérdida del mercado
A pesar de que se trata de una tradición que lleva realizándose desde hace más de 4000 años, en la última década esta práctica se ha visto afectada notablemente. El plan del gobierno vietnamita de intentar mejorar las condiciones de vida de los habitantes del Delta del Mekong ha traído consigo una rápida urbanización y construcción de carreteras y puentes que han reducido el tamaño de los mercados a la mitad. Aumentando también el número de supermercados terrestres y el transporte de mercancías por tierra, lo que amenaza la supervivencia de los mercados flotantes del delta.
No obstante, gracias a estas mismas carreteras, los mercados flotantes del Delta del Mekong se han convertido en un lugar mucho más accesible para los turistas nacionales e internaciones. Pudiendo ver cómo mercaderes que se quedaron sin trabajo con la llegada de los supermercados y las carreteras, ahora utilizan sus conocimientos de manejar el barco y guianza por el río para acompañar a los visitantes a contemplar el mercado flotante. Por otro lado, otros han optado por convertir sus barcos en bares flotantes, ofrediendo desayunós y cafés recién preparados a los turistas madrugadores.
Los mercados flotantes del Delta del Mekong son un claro ejemplo de cómo la globalización afecta a la cultura, en muchos casos perdiéndose las prácticas tradicionales y en otros, adaptándolas. En este caso vemos cómo ha ayudado a evolucionar y mantener vivos estos mercados, que a día de hoy compaginan la actividad turística con su actividad tradicional de comercio.
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